domingo, 8 de junio de 2014

Imparable NBA: un antes conocido, ¿y el después?




Gabriel “Saracho” Carbajales / Montevideo, 8 de junio de 2014, año de la dignidad.-  

2010 / 2014 / 2015 


No tiene ni organización ni mucho menos programa “de gobierno”; no presenta candidatos ni siquiera para hacer número en “la colina parlamento”; no cobra ni por los votos ni por los no todos; no dispone de “internas” ni de locales “partidarios”; no realiza ni plenarios ni congresos; no tiene ni líderes ni caudillos; no hay ni militantes de base ni dirigentes…
No hay siquiera un pobre volante que la exprese y que se reparta en las paradas del bondi o en la feria…
Para el mundo político “clásico”, no existe; no palpita ni en la agitación callejera cotidiana ni en las consabidas y acalambrantes campañas electoreras…
¿Cadenas de radio y TV?... ¿Espacios “gratis” concedidos por los jeques de la gran prensa del sistema?... Nada de nada. Ni un segundo ni un centímetro. No tiene chupete mediático ni camarógrafos asediando a la salida de la “sede central” que tampoco tiene.
Ausente de las encuestas y casi-casi que de los escrutinios, se parece a la sombra obsesiva del loco del cuento, que corría y corría para escaparle a su propia sombra amenazante, silenciosa, ignorada, subestimada, pero temida...
Tampoco anda entre pegatinas y muros que duran lo que dura un lirio compitiendo para que la gente “entienda” a los brochazos lo que no somos capaces de predicar en los hechos nuestros de todos los días.
UNO
Asomó la cabeza cuatro años atrás, en las municipales del 2010, como elocuente reacción refleja frente a la traición y el boicot a la rosada contra la impunidad. Pero siguió emergiendo, sin ruido, sin prensa, sin toda esa parafernalia mediática que nos decía que nada semejante era posible, antes del bendito año 10 de la segunda década del escandaloso y explosivo siglo XXI.
Es una especie rara, pero no en extinción. Al contrario: crece como espuma de un mar bravío, aunque no tenga movimientos de grandes olas callejeras o enormes y explícitas marchas por la principal avenida del Obelisco a Plaza Independencia.
Ni columneras polícromas, ni un solo cartel de propaganda. Nada por acá, nada por allá.
Se trata –aunque no nos guste mucho la palabra masa— de una masa inédita y surrealista en un mundo en el que todo debe tener un sello, una marca, un logo que identifique al “producto” y señale a sus “referentes” más experientes y carismáticos, adjuntando honrosas máximas del Ché o de algún otro respetable revolucionario caído en la lucha.
Se trata de una masa, sí, de una masa crítica y muy diversa que no le pide permiso a nadie para hacer lo que la razón y el sentimiento, le manda a cada uno de sus desorganizados, “invisibilizados” y súper distintos y contradictorios componentes.
Es seguro que se trata de la multitud político-social más plural de la historia oriental; confluyen en ella prácticamente todas las corrientes ideológicas imaginables, incluidas, naturalmente, aunque sea mínimamente, algunas de sesgo decididamente fascistoide o algo así.
Nadie puede discernir y cuantificar los móviles o estímulos particulares, pero no se necesita mucha ciencia para concluir que se trata de un movimiento físicamente inconexo, sintonizando una clara impugnación común de la llamada democracia burguesa.
Los muy embroncados con el FA y buena parte de los que están habilitados a votar por primera vez, parecen ser el grueso de este “frente” espontáneo y atomizado.
La masa NBA (nulo, en blanco, abstención) no estaba invitada a unas internas no obligatorias, pero igual, increíblemente, estuvo presente, sin contar el lado abstencionista pleno que algunos interpretan como el lado fuerte del “pronunciamiento mayoritario” de un 1° de junio sin precedentes en la historia política oriental.
No hay que ser ningún adivinador para saber que en octubre, la masa crítica NBA volverá a irrumpir autónomamente sin hacerse eco de ningún “llamado a la reflexión”; es más, da para intuir que cada exhortación “razonable” en el sentido de “participar racional e inteligentemente” en lo que enérgicamente participa desde mediados del 2010, estimulará aún más la idea de que NBA es la forma de actuar justa y adecuadamente a estas alturas del campeonato.
NBA nació sin dudas del descontento y el debilitamiento del encanto “progesista”; de no haber mediado éste, nada nos habría sorprendido como hoy nos sorprendemos, muy especialmente desde este domingo atrevidamente invadido por lo que podría considerarse “la vanguardia” activa de los convidados de piedra del democratismo hegemónico.
DOS
Del 2010 a hoy, no han abundado los aportes analíticos propiamente dichos sobre este fenómeno. A lo sumo, ha habido una serie de reflexiones sociológicas, valiosas, pero carentes de aporte teórico y de propuesta política.
Se ha especulado –no mucho, tampoco- respecto a cómo NBA podría afectar a la correlación de fuerzas en lo estrictamente electoral, pero no parece haber mucha audacia que digamos para empezar llamándole a las cosas por su nombre: descontento con el gobierno, obviamente; cuestionamiento a la democracia burguesa, también; pero no solamente eso, hay además descontento y cuestionamiento respecto a los posicionamientos “radicales clásicos”; hay por lo menos una expresión masiva de no identificación con la matizadísima vertiente “tradicional” de rechazo a un reformismo conciliador que no vió la luz ni con el tabarecismo ni con el mujiquismo de buenos modales con la casa blanca, sino mucho tiempo atrás, cuando el disciplinamiento ideológico “prudente” y “no aventurero” seguía atrás de los mandatos llegados de la “usina de socialismo real” de una URSS ya herida de muerte por el abandono paulatino pero seguro del rumbo revolucionario.
TRES
Hasta mediados del año próximo, con la liguilla de las nuevas elecciones municipales, habrá NBA seguro y creciente.
Los porcentajes de pronunciamento NBA no andarán muy lejos del porcentaje con que debutó electoralmente el FA en 1971 y superarán largamente los de los grupos políticos que hoy no cuentan con “representación” parlamentaria alguna.
Tan significativa será su “performance”, que cualquier resultado final estará condicionado por el tsunami NBA, tanto en octubre como en las municipales de 2015.
NBA puede llegar a ser la “segunda fuerza” atrás del rosadismo mayoritario que se repartirá los cargos burocráticos dentro de unos meses, y, por supuesto, pierda quien pierda gracias a sus porcentajes, le pasará la factura a “los indiferentes”, “los malhumorados”, “los energúmenos”, los que –como dijo una absurda y ridícula propaganda oficial a través de las emisoras estatales el mismo 1° de junio—“renuncian incluso al derecho a la protesta”…
CUATRO
No se vé, por ahora, nada que permita asegurar que tras las municipales, “la fuerza NBA” será la fuerza activa que haya trascendido el corset  electoralero  para instalar una pujante movilización popular como continuación deseable y esperable de su postura súper crítica ante los “comicios” y ante el uso tramposo y sistémico de ellos.
Del mismo modo que surgió sin la intervención de la correntada “radical”, puede desaparecer en las mismas circunstancias: autónomamente, orejana, lejos de los parámetros acostumbrados de la acción política anti sistema, lejos de “la tribu” con la que no ha podido sentirse identificado este conglomerado inorgánico y desestabilizador que vino a romper todos los esquemas sin poder colocarse a sí mismo como constructor-conductor de “lo nuevo” a partir de esa misma ruptura.
Podría especularse indefinidamente respecto a los posibles escenarios post elecciones en cuanto a la existencia NBA. Pero seguramente la única conclusión más o menos realista, será la de que en el ´19, NBA volverá a estar presente aunque no haya invitación y aunque hayan pasado otros cuatro años de “paz social”.
CINCO
Entre tanto, y aunque parezca una extrapolación caprichosa, parece aconsejable prestarle atención a la actitud autocrítica y rectificadora gracias a la que otros pueblos han podido ensayar sus caminos revolucionarios, no sin traspiés y reveses monumentales, especialmente cuando el espíritu revolucionario quedó herido de acostumbramiento y de desviaciones que nos vuelven al pasado como si éste fuera el futuro.
Encontré el siguiente párrafo autocrítico de Lenin escrito en 1906, 11 años antes de la revolución y unas semanas después del cruento fracaso insurreccional de fines del 05 en Moscú, atribuible sin la más mínima duda a la ausencia de una fuerza organizada conscientemente revolucionaria dispuesta a recoger de las masas, a tiempo y con determinación audaz, los “argumentos” para una estrategia rupturista de veras y con expectativas de volcar la historia a favor de los más débiles, orientada hacia el triunfo y no arrastrada por la inercia aletargada de “profesionales” de la lucha de clases sin capacidad para potenciar las expresiones críticas del pueblo sencillamente colocándose constructiva y humildemente en las filas de quienes han llegado puntualmente más lejos en la condena práctica del sistema, aún sin saberlo.
Entre aquellos tiempos rusos de hace más de un siglo y estos tiempos nuestros, condiciones incomparables, obviamente; sin embargo, se rescata una vez más la lección de que no hay estrategia política creíble y realizable si esta no surge de la síntesis de los estados de ánimo del pueblo y la determinación enérgica de enriquecerlos trascendiendo lo declarativo establecido entre las cuatro paredes del teoricismo testimonial y contestatario.
“(…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha, cambio que exigía pasar de la huelga a la insurrección, lo ha sentido el proletariado antes que sus dirigentes. La práctica, como siempre, ha precedido a la teoría. La huelga pacífica y las manifestaciones han dejado enseguida de satisfacer a los obreros, que preguntaban: ¿y después?, y que exigían operaciones más activas. La directiva de levantar barricadas llegó a las barriadas con un enorme retraso, cuando en el centro se construían ya. Los obreros se pusieron en masa a la obra, pero esto tampoco los satisfacía, y preguntaban: ¿y después?, y exigían operaciones más activas. Nosotros, dirigentes del proletariado socialdemócrata, hemos hecho en diciembre como ese estratega que tenía tan absurdamente dispuestos sus regimientos, que la mayor parte de sus tropas no estaban en condiciones de participar activamente en la batalla. Las masas obreras buscaban directivas para operaciones activas de las masas, y no las encontraban (…)”. (“Las enseñanzas de la insurrección de Moscú”/agosto de 1906).






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